Hospes Amérigo Alicante, Alicante

El hotel es una maravilla, con una ubicación perfecta en el corazón del casco antiguo de Alicante. Las habitaciones son amplias y muy cómodas, además el trato del personal fue excepcional. Sin embargo, en verano, el aire acondicionado no enfría suficientemente, lo que puede resultar incómodo. Las instalaciones son de alta calidad y el desayuno fue memorable.

El hotel está en una ubicación excelente, justo en el centro de la ciudad y cerca de muchos bares y restaurantes. Las habitaciones son espaciosas y cómodas, aunque podría mejorar un poco el espacio de almacenamiento. El desayuno fue fantástico, con muchas opciones y un ambiente agradable. Sin embargo, el gimnasio y la piscina en la azotea podrían ser más acogedores. En general, una experiencia muy agradable y definitivamente regresaré.

Mi estancia en el hotel fue excepcional. La ubicación es perfecta, en el corazón del casco antiguo de Alicante y a solo cinco minutos de la playa. Las habitaciones eran amplias y cómodas, con un balcón que ofrecía unas vistas ideales de las animadas calles. El servicio del personal fue notable, siempre atentos y dispuestos a ayudar. No obstante, sentí que el restaurante podría mejorar en términos de servicio, ya que no fue tan consistente como el resto de la experiencia.

El hotel está perfectamente ubicado, a solo unos minutos de la playa y rodeado de bares y restaurantes. Las habitaciones son modernas y espaciosas, con un servicio que realmente destaca por su calidez y atención. Sin embargo, la experiencia de comer en el restaurante superó nuestras expectativas, aunque los precios son un poco altos. La azotea con piscina es un gran plus, aunque puede llenarse al final del día.

El hotel está bien situado, a solo unos minutos de la playa y la marina. La habitación que finalmente tuvimos era cómoda y luminosa, pero la primera que nos dieron era bastante oscura y daba hacia una pared. El ambiente es agradable y el personal es muy atento. Sin embargo, la gestión del área de la piscina podría mejorarse, ya que algunos huéspedes dejan toallas en las tumbonas y se ausentan por mucho tiempo, lo que puede ser frustrante.